Miedo al fracaso.
Pregunta
Como ustedes saben, mucha gente contempla una respuesta espiritual a sus problemas cuando la visión material del mundo no es más capaz de resolverlos. Esto implica que el embrollo espiritualista se transforma de repente en un engaño del ego, otra mentira disfrazada de santidad, y me siento identificado con esto.
Soy un joven de 18 años de edad y hace dos o tres años comencé a leer los tratados de Hermes, Pablo, Flamel... y he sido iluminado por este engaño espiritualista llamado alquimia. Poco a poco, la obra comenzó a tomar cuerpo y todas las represiones inconscientes se volvieron conscientes de una manera posiblemente un poco demasiado brusca (era consciente del peligro, es todo lo que puedo decir).
Desde entonces, el único maestro que me aporta una visión luminosa y unificante entre mi realidad material de drogas, de mujeres y de discotecas, y el otro polo de pasar largas noches en casa leyendo tratados de alquimia.
Esta dicotomía es extraña, y lo es todavía más con mis ojos.
En estas circunstancias, la sola solución que mi espíritu puede contemplar es la trascendencia, ni el polo material ni el polo espiritual, simplemente dejar ambos polos derretirse uno en el otro, y si no me equivoco, este paso y la iluminación están muy próximos.
Entonces, surge otro problema:
¿Cómo puede una persona alcanzar la iluminación mientras que se interesó por el mundo espiritual sólo después de haber elevado su ego a tal altura que la caída haya sido lo bastante dolorosa?.
Repuesta
No sé lo que es que la iluminación, dudo saber tampoco de manera clara lo que es el ego, tengo los rastros de mis dolorosas caídas. Somos como láminas, enrojecidas por las brasas, plegadas, luego martilladas, sumergidas en agua fría, luego afiladas al punto de cortar todo duda.
Tales son los que estudian la gran obra.
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